Néstor Cecchi, es Licenciado en Terapia Ocupacional y Especialista en Docencia Universitaria y un referente nacional sobre compromiso social. Gentil y de sonrisa amable. El martes 29 de marzo visitó junto a autoridades de UADER la sede del decanato de la FCVYS y dedicó unos minutos para dialogar con la Secretaría de Comunicación.
“Las prácticas siempre tienen que servir para consolidar derechos”
SC: ¿Qué implicancias tienen las Prácticas Educativas Territoriales (PET) en la universidad como un nuevo paradigma?
NC: Claramente es un nuevo paradigma porque implica otro modo de construir, de ser universidad. Es un modo de ser” universidad en territorio”. Esto supone, de alguna manera, resignificar a la universidad pública y sus sentidos. Éstos se redimensionan, se reconstruyen cuando pensamos en la universidad en relación estrecha a los problemas concretos de la comunidad de la que forma parte. Entonces, podemos decir que las prácticas contribuyen en ese sentido, porque ponen en acción, concretizan y transforman en un acto este compromiso que la Universidad adquiere con su territorio, con su comunidad. Entonces, insisto, las prácticas son un modo de pensar la universidad y las prácticas son también un modo de concretizar este sentido de universidad.
SC: ¿Qué valor le otorga la comunidad universitaria a este nuevo modo de hacer y pensar la universidad?
NC: Hay diferentes realidades. En general, pensar en las prácticas comunitarias implica, como decía anteriormente, un nuevo modo de construir universidad. Y esto es un proceso que de alguna manera implica transformaciones muy, pero muy potentes. En algunas universidades marcha con un ritmo muy importante, muy interesante, en un proceso crítico y de formación permanente. Y la UADER es un buen ejemplo de esto.
Otras universidades todavía están transitando con un modo más embrionario estas perspectivas. Todavía hay tensiones muy importantes por resolver porque encuentran algunos cuestionamientos en los sectores más academicista. Pero en términos generales, las PET son una tendencia que crece y se instala en la agenda en la mayoría de las universidades públicas.
SC: ¿Qué herramientas deben pensarse como indisolubles a las prácticas?
NC: No cualquier práctica es una práctica valiosa. Existen prácticas disvaliosas. Las mejores prácticas son aquellas que están centradas en las perspectivas críticas. O sea, avanzamos hacia prácticas que en alguna medida tiendan a: la interdisciplina, a la integralidad de las funciones sustantivas; docencia, extensión e investigación. Y en esto hay que incorporar también a la gestión. La gestión es una pata fundamental, porque las decisiones políticas, en gran medida también, se anclan en un proceso de gestión.
También son indispensables el diálogo de saberes, es decir, una vinculación de escucha y de encuentro con la comunidad y una perspectiva de derechos. Las prácticas siempre tienen que servir para consolidar derechos, generar comportamientos emancipadores en toda la universidad y contribuir en la formación de egresados y graduados que tengan que ver con un sentido ético y con un sentido crítico, es decir, contribuir a formar ciudadanos en la universidad.
SC: A partir de su trabajo y experiencia en el ámbito nacional ¿cómo se valora el recorrido de UADER en relación a las prácticas en otras universidades?
NC: La experiencia de UADER está siendo vista con mucho detenimiento y atención en muchas de las universidades tradicionales en nuestro país. La normativa de la UADER, la Ordenanza 128, está circulando por todas las universidades que están avanzando en la implementación de estos procesos de práctica. Por lo tanto, de alguna manera, (UADER) está siendo vista como un modelo de implementación de prácticas.
También observan la singularidad de UADER, que tiene sedes en diferentes puntos de la provincia. Eso le da a la territorialización de la Universidad una impronta muy singular.
SC: ¿De qué modo vislumbra a las universidades argentinas, en algunos años, en relación a decisión política de vincularse con el territorio?
NC: Creo que las prácticas son una llave fundamental para articularnos con el territorio y todo lo hemos avanzado en este sentido no tiene vuelta para atrás. Son procesos que se van a ir consolidando en distintas realidades, con distintas universidades, con distintas lógicas. Pero, este proceso va a ir creciendo con el paso del tiempo.
La lucha, claro está, es con los sectores más academicista que de alguna manera disputan los sentidos de las universidades. Pero en términos generales, yo estoy convencido que esto llegó para quedarse y va a ir creciendo. Crecer, implica, dotarle de nuevos sentidos, de nuevos contenidos y fortalecer cuestiones que tienen que ver con las buenas prácticas. Estamos en un camino muy promisorio, muy esperanzador.